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La Plaza de la Iglesia de Mora de Rubielos

*Foto de la web del Ayuntamiento de Mora

La Plaza de la Iglesia es uno de los rincones más emblemáticos de nuestro patrimonio. Su encanto radica en la fusión de diferentes estilos arquitectónicos y en su papel como epicentro de la vida social y cultural a lo largo de los siglos. Dominada por la imponente fachada de la ex-colegiata, con el castillo como telón de fondo, esta plaza es testigo de la historia y la evolución de la localidad.

La Plaza de la Iglesia es un reflejo del esplendor arquitectónico que caracterizó a la localidad en el siglo XVII. Durante este periodo, se consolidó como un espacio de encuentro para la comunidad, albergando edificaciones de gran relevancia histórica. Entre ellas, destaca la casa rectoral, un edificio de estilo renacentista que ha perdurado en el tiempo y que representa la influencia de la arquitectura civil bajomedieval.

La ex-colegiata, principal protagonista de la plaza, es una joya arquitectónica que ha sido testigo de múltiples acontecimientos históricos. Su fachada imponente aporta solemnidad al entorno, mientras que su presencia se integra con el castillo que se alza en la parte posterior, recordándonos la importancia estratégica y religiosa que tuvo este lugar en el pasado.

Además de sus construcciones históricas, la Plaza de la Iglesia cuenta con un elemento que le otorga un aire distintivo: su fuente. Construida a principios del siglo XX, esta fuente se distingue por su elegante remate de hierro fundido, una característica que la convierte en una pieza ornamental de gran valor. Más que un simple elemento decorativo, ha sido a lo largo de los años un punto de encuentro y un símbolo de la vida cotidiana en la localidad.

Hoy en día, la Plaza de la Iglesia sigue siendo un lugar de referencia. Su combinación de historia, arquitectura y belleza la convierte en un destino ideal tanto para los residentes como para los visitantes que buscan sumergirse en el pasado de la localidad. Aquí, se pueden admirar los vestigios de épocas pasadas mientras se disfruta de un entorno tranquilo y acogedor.

Además, la plaza sigue albergando actividades culturales y festividades locales que mantienen viva su esencia. La presencia de la ex-colegiata y la casa rectoral, junto con la fuente y el imponente castillo de fondo, hacen que cada rincón de este espacio cuente una historia que merece ser descubierta.

Visitar la Plaza de la Iglesia es hacer un viaje en el tiempo, recorriendo siglos de historia plasmados en cada piedra y en cada detalle arquitectónico. Un lugar donde el pasado y el presente se dan la mano, invitando a quienes lo visitan a ser parte de su legado.

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